La inclusión se hace realidad solamente si es parte de un plan de acción construido por diversos actores de la organización, y que sea liderado por un gestor o una gestora capaz de implicar a colaboradores y colaboradoras en su ejecución. Esto requiere tener muy presente que el hecho, no menos importante, de cumplir las normativas vigentes en materia de inclusión laboral, no garantiza que la organización sea realmente inclusiva.
Así como una fotografía repleta da de rostros sonrientes, en la que aparecen personas con una evidente situación de discapacidad, sólo expresa un instante de una actividad y no la realidad de una organización; haber completado el 1% de la dotación con personas con discapacidad o contar con una persona certificada como gestora de inclusión laboral, refleja un mero acto administrativo y no la existencia de una cultura, una gestión y unas prácticas relacionadas con la inclusión.
La inclusión, entonces, es mucho más que colores, emociones y frases elocuentes. Es más que experiencias, relatos y reflexiones. La inclusión requiere de gestión para lograr su real efectividad.
La gestión de la inclusión laboral debe consolidarse en 4 acciones:
Realizar un diagnóstico organizacional que a lo menos permita identificar la situación actual en ámbitos como la accesibilidad universal, la cultura organizacional y la identificación de apoyos o ajustes necesarios que requieran las personas en situación de discapacidad que son colaboradores o colaboradoras de la compañía.
Formular un plan de acción que permita cerrar las brechas identificadas en el diagnóstico y mejorar el quehacer de la organización, en miras de transitar en el camino de la Inclusión de manera efectiva y en búsqueda de la mejora continua.
Propender a que el diagnóstico y el posterior plan de acción no queden en un archivo, sino que se transformen en acciones concretas y evidentes en las prácticas laborales de cada colaborador y colaboradora, lo que implica contar con buen contenido para comunicar y saber comunicarlo.
Evaluar los procesos y los resultados de las acciones que se implementan para propiciar la inclusión, con instrumentos y procedimientos pertinentes, considerando la evaluación constante de los apoyos que se entregan a colaboradores y colaboradoras en situación de discapacidad.
El llamado es a cumplir las normativas vigentes en el ámbito de la inclusión laboral, como lo son las leyes 21.015 y 21.275, considerando qué sólo son parte del sendero que una organización debe transitar, en el que enfrentará un sin número de desafíos que tendrá que gestionar para alcanzar el éxito en la igualdad de oportunidades y la no discriminación.