En el actual entorno empresarial, la eficiencia de las personas se ha vuelto tan crucial como la productividad, y aunque estos términos a menudo se utilizan como sinónimos, capturan fenómenos distintos.
La productividad mide cuánto trabajo realiza un empleado en general, mientras que la eficiencia se refiere a la capacidad de un empleado para realizar más en menos tiempo y con menos recursos.
Centrarse exclusivamente en uno de estos aspectos a expensas del otro puede resultar en la pérdida de una parte crucial de la experiencia de los empleados y puede obstaculizar su capacidad de innovar.
¿Por qué deberíamos prestar atención a la eficiencia de los empleados? A pesar de pasar horas en reuniones y responder correos electrónicos, muchos trabajadores/as sienten que no están logrando resultados significativos. La eficiencia, o la falta de ella, se revela cuando completar tareas implica pasos innecesarios, obstáculos evitables o la necesidad de buscar ayuda externa, como recursos humanos o ingeniería.
Según el informe Formstack 2022 State of Digital Maturity, aproximadamente la mitad de los empleados afirman dedicar dos horas o más a tareas repetitivas. Los ejecutivos, conscientes de este problema, muestran una apertura del 80% a cambiar procesos clave en el lugar de trabajo, como la estructura y la cadencia de las reuniones, para evitar la pérdida de tiempo en actividades inútiles, según McKinsey.
La ineficiencia no solo impacta en el incumplimiento de plazos y el retraso en el lanzamiento de productos; también tiene consecuencias en la moral y el desgaste de los empleados. En un momento en que las empresas luchan por retener a su personal, un 40% de los trabajadores considera probable dejar su trabajo en los próximos tres a seis meses, incluso sin tener otra oferta laboral, según un estudio de McKinsey. La frustración generada por la ineficiencia afecta negativamente a la moral, contribuye a la insatisfacción del cliente y obstaculiza la innovación.
Un empleado ineficiente es un empleado desconectado. El Informe sobre el estado del lugar de trabajo global de 2022 de Gallup revela que solo el 21% de los empleados se siente comprometido en el trabajo. El compromiso de los empleados es crucial en un momento en que muchas empresas enfrentan escasez de personal.
La eficiencia, por otro lado, impulsa el compromiso. Los empleados eficientes que pueden realizar su trabajo rápidamente y con entusiasmo están dispuestos a esforzarse más, buscar oportunidades para aprender y asumir más responsabilidades. Además, experimentan menos estrés, menos ira y menos problemas de salud.
Un ejemplo claro de cómo la eficiencia puede impulsar el compromiso es la colaboración entre los equipos de marketing y desarrollo. Tradicionalmente, la creación de nuevas páginas de destino web requería una colaboración compleja entre estos dos equipos. Sin embargo, la ineficiencia en este proceso ha llevado a la falta de comunicación y a la desviación de valiosos recursos de proyectos críticos.
Hoy en día, las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático (ML) están cambiando este panorama. Equipos que utilizan estas tecnologías pueden convertir un proceso engorroso en un flujo de trabajo rápido y repetible. La automatización y las sugerencias rápidas ofrecidas por la tecnología inteligente están transformando la eficiencia y mejorando la colaboración entre equipos.
Como conclusión, la eficiencia de los empleados no solo es esencial para la productividad, sino que también desempeña un papel crítico en el compromiso, la satisfacción y la retención de empleados.
Centrarse en mejorar la eficiencia a través de la optimización de procesos y la adopción de tecnologías innovadoras puede marcar la diferencia en el éxito a largo plazo de una organización en el competitivo mundo empresarial actual.